viernes, 5 de septiembre de 2014

El mal

Este post está dedicado o dirigido a dos amigos. Bueno, no, que acabo de asistir a una charla de una compañera en la que nos habló de que está mal hablar en género masculino cuando hablamos de dos. Y, en realidad, es así. No hablo para dos amigos. En realidad, hablo para un amigo y una amiga. Ni eso, también hablo para Au. Au no es es Auxi, pero también. La tercera en concordia es una amiga de las impagables.

Vale, ya sé que hace tiempo que no me dirijo a ti de ninguna manera, pero también sé que no hace falta decirte, ni decirme que seguirnos pensando. Tampoco que no necesitas que te diga en que.

El mal.

Vaya título.

Tampoco lo hubiera pensado, aunque te he escrito acerca de ello, si no hubiera coincidido esta tarde con una de las experiencias con las que vale la pena convivir.

La impagable, por su alto valor (no hace falta decir que no precio) es de esas personas a encontrar en uno de esos vestigios a escudriñar pasados los años, si no has tenido la fortuna de no ser historiador y encontrártela pasados los años, sino que te la has topado por uno de esos lances que te proporciona la vida.

Impagable, apreciable hasta el infinito, Au.

Solamente le he hablado de ello a dos personas. Una fue a ti, en clave, pero a ti. La otra, fue esta tarde, pero a ella.

La tercera, que fue de las dos primeras referidas, como no podía ser de otra manera, también es de las impagables.

En realidad, aunque me dirijo a las tres, es con esta última con la que he contraído esta deuda. Yo, mismamente, sin que nadie me obligara. sin obligación alguna, más allá de mi amistad y aprecio.

La primera lo sabe, porque lo hablamos sin tapujos, porque se encuentra en mi pequeño círculo de posibilidades.

Al grano.

Una de las cosas más importantes que he aprendido en mi vida... Un inciso, también va por los otros integrantes de ese círculo. Bien lo sabrán ellos y ellas, que ahora que sé que no es una redundancia, aprovecho para decirlo.

Repito, una de las cosas más importantes que he aprendido, es a perdonarME.

Sí, es posible.

Cuando amas a alguien hasta el punto de echarte en cara algo humano, imperfecto, pero humano. Hasta el punto de poder destruir una amistad o lo que sea, pero, humano a la postre, E indestructible cuando vale la pena...

Vuelvo a repetir, una de las cosas más importantes que podemos aprender en esta vida, es a perdonarnos a nosotros mismos.

¿Sabes por qué?

Porque por mucho que puedas querer a una persona, puedes querer a otras.

Ya sé que te haces daño, pero no lo hagas. No te lo hagas. 

Incluso sé que me lo he hecho, pero no te lo hagas.

Yo he querido hasta la extenuación. Incluso he sentido impotencia por hacerlo. Pero he querido y quiero a otras personas.

No es espurio, ni nunca lo ha sido. Incluso aunque judeomasónicamente nos han maleducado en ello.

No te flageles. No lo merece nadie. Menos alguien que vale tanto como tú. Alguien que me ha enriquecido tanto y vale tanto como tú.

Sabes que sé de lo que hablo. Sabes que te aprecio mucho, tercera persona.

Lo de tercera persona no está dicho espuriamente. Tú que me conoces lo sabes. 

Yo, que te conozco, algo más. Aunque sea expositivamente, pero no vilmente.

Perdónate. No hablo cristianamente...

Hablo desde donde he aprendido.

Hablo desde quien ha entendido que querer no es desquerer.

Sé que soy tu amigo, pero sabes que eso no me ciega. Nunca lo ha hecho, aunque sí que lo he sentido.

He amado, y lo he hecho a mares. ¿Por qué tú, que al menos vales tanto como yo, no ibas a hacerlo?

Igual que leer es un verbo que no admite el imperativo, por qué iba a serlo el verbo amar. 

Amar no es un verbo que no sólo no admite el imperativo (que es su negación), sino que no admite incompatibilidades.

Es un verbo que se conjura en plural.

Un plural que habla de la grandeza humana y no de la mezquindad. 

Tú amas.

¿Y sabes por qué lo haces?

Porque tienes un gran corazón que te permite hacerlo en plural.

¿O crees que eres especial y sólo tú puedes hacerlo para castigarte?

No te creas tan especial. Yo también lo he hecho.

Y, no creas que espuriamente.

Lo he hecho con todo el corazón del que soy capaz.

Tú eres mi amiga, y te espero.

Vaya que te espero... Con todo mi corazón, con todo mi aprecio y con toda mi amistad.

La misma que me profeso.

No es mal... es grandeza de corazón.

La que tienes. Me sumo.

Lo ves, he acabado hablando para ti. En el fondo sé que te lo debía. Mi corazón y amistad me lo decía. pero sabes que he hablado para los otros dos que nombraba, para mis otros amigos, y para todas aquellas personas a las que, sin pretensiones, pudiera hablar.

No soy menos por querer más. No eres menos por querer más. No somos menos.

Todos buscamos una razón de ser. No nos basta el dinero. Yo creo que hace tiempo que la he encontrado, aunque, en honor a la verdad, disto mucho de conseguirlo. Lo sigo intentando.

Nos esperamos.







1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido Jesús,
no hay nada más hermoso en esta vida que tener la capacidad de amar. Y aunque a una le hagan mucho daño por esto hay que tener la suficiente fortaleza para recuperarse y seguir amando.
El amor no es exclusivo de las parejas. El amor es libre entre las personas.
Por ello te digo Te Quiero, sabes que siempre te llevo conmigo.
Yo sigo esperando por el amor de pareja. El otro lo tengo a raudales.
Un beso enorme. Amlp