sábado, 26 de mayo de 2007

* CUANDO UN AMIGO SE QUEDA...

Once, once años.
Ya casi parecía que siempre había sido así.
Ya parecía que siempre iba a ser así.
Inclusive nos habíamos acostumbrado a los junios cesantes y los agostos regresantes.

Once años convividos, de los cuales 4 de convivencia.

Muchas cosas sucedidas en todo este tiempo.
Muchas cosas aprendidas, muchas cosas compartidas.

Y para ser sincero, he de decir que no siempre fue igual, que hubo un momento en el que los prejuicios no me permitieron profundizar.

Uno siempre ha pensado que tenía una mentalidad abierta, pero a veces las situaciones te dan una cura de modestia y te hacen ver que nunca llegaremos a ser perfectos. Que siempre necesitas aprender nuevas cosas y no siempre estás preparado para ello.

José Andrés se nos va, o mejor dicho como reza el título, se "nos queda". Y digo "se nos queda" porque cuando has convivido con una persona en tiempo y calidad, siempre te quedan muchas cosas de ella.

Muchas son las cuestiones que he aprendido de su magisterio, las que he compartido y en las que de una manera u otra me ha influenciado, transformado o mejorado.

Probablemente la primera fue aprender de su carácter tranquilo y sereno, tan importante para la vida actual y más en concreto para nuestra profesión. Y en ese sentido he tenido un gran cambio. Las personas que me conocen, y digo "me conocen", me tienen ahora por una persona tranquila, generalmente de buen humor. Pero no siempre ha sido así. Esto ha necesitado de un tiempo de aprendizaje y continuará necesitándolo.

Otra de las cuestiones que me han hecho mejorar ha sido aprender de sus silencios, del hablar sin palabras, del transmitir y comunicar sin necesidad de entablar un diálogo sonoro. Y eso para quien a veces es un incontinente verbal ha supuesto y continua suponiendo un gran esfuerzo. Eso aderezado con un mundo de palabras generalmente huecas.

También a escuchar, que para quien tiene igualmente el pecado de hablar más de la cuenta, supone una enorme tarea. A escuchar en un mundo en el que nos gusta oírnos y "escuchar" al otro únicamente para preparar nuestra respuesta y salir victoriosos del trance. "Escuchar" es algo fundamental para tantas cosas: para ser mejor persona, para ayudar mejor, para equivocarte menos, para aunar voluntades, para evitar malentendidos, para comunicarnos realmente, para ayudarnos a nosotros mismos.

A enfrentar las circunstancias de la vida desde otra perspectiva, relativizando las cosas, poniéndolas en su justa medida, poniendo buena cara al mal tiempo, buscando el lado positivo de las cosas y enderezando el malo.

Siempre que se marcha un persona apreciada perdemos algo, pero debemos enfocarlo valorando todo lo que hemos ganado y disfrutado por conocerla y tratarla.

Otros se han ido antes y siguen estando ahí, como Jesús, del que aprendimos y seguimos aprendiendo cosas. Otros se van a ir más adelante, como Teobaldo, quien nos inició de forma experimental junto con Paco en esto de la convivencia, abriéndonos caminos. También nosotros hemos de marchar algún día. También se nos fueron otros lujos como Cristi y Aurora, y se van a ir otros como Tere y Elena.

Han sido años intensos en los que el Programa de Convivencia ha sido fundamental. Fundamental para estrechar una relación y conocernos mejor. Y fundamental porque hemos aprendido mucho del trato con los "peores" alumnos. Hemos aprendido a tratarlos, a valorarlos, a que se valorasen a sí mismos, a que trabajasen de una forma regular cuando llevaban años sin hacerlo, a que fueran mejores personas.

Muchos de ellos pasaron de ser alumnos expedientados y con muchos problemas de disciplina a pasar casi desapercibidos en el centro.

No lo conseguimos todo: hubo algún alumno para los que el programa quizás llegó algo tarde o no supimos llegarle, y se descolgó, calló en las garras de la droga o su absentismo no le permitió sacarle partido.

Es duro ver perderse a un chico al que consideras buena persona y no poder o no saber como evitarlo.

En general con casi todos los alumnos logramos pequeños éxitos, asentándolos como personas, ayudándolos a integrarse en un mundo de los adultos que con frecuencia los desorienta, a aclarar su postura ante las drogas, a sentirse más satisfechos con la vida.

Sólo me pesa que mis defectos, mis circunstancias, mis debilidades y otras cuestiones no me permitieran continuar en la línea esbozada el segundo año.

Todo esto no hubiera sido posible sin el saber estar y equilibrio de José Andrés, o al menos no hubiera sido igual ni tan fructífero.

Muchas vivencias desde cuando comenzamos en un centro inexistente físicamente, o cuando me metió uno de los pocos embolados al acabar siendo secretario ese primer año porque el no quiso serlo, o cuando casi se matan todos los alumnos porque era de noche y nos quedamos sin luz en el colegio que no estaba preparado para ello, o cuando entramos en un instituto en obras.

Momentos buenos, algunos malos, unos mejores y otros peores, intercambiando libros, artículos, páginas, correos, charlas, powerpoints, y tantas otras cosas. En definitiva, compartiendo muchas cosas y enriqueciéndonos con sus enseñanzas.

Amigo, no te voy a decir aquello de " que sabes que siempre podrás contar conmigo" y otras cosas, porque eso de sobra tú lo sabes.

Sólo que de ahora en adelante, la red va a ser más importante (aquí también me has enseñado y animado a tantas cosas, incluos este blog es en buena medida por tu sugerencia) si cabe aún.

Cuando un amigo "se queda" algo ha nacido en el alma y si es verdad, parafraseando nuevamente la canción que no se suple con la llegada de otro amigo, aunque si se enriquece.

GRACIAS POR TODO Y QUE TE VAYA BIEN EN TU NUEVO DESTINO

4 comentarios:

Anónimo dijo...

José Andrés tiene que estar muy orgulloso de tener un amigo como tú, al igual que tú lo estas de él. Éstas son las cosas que verdaderamente nos enriquecen en esta vida, los sentimientos sanos y profundos que sentimos y que somos capaces de dar y compartir con los demás.
Cada día que pasa doy gracias a Dios por darme la oportunidad, no solo de conocerte, sino de que hayas dejado que me acerque a tí y forme parte de tu lista de amigos. Cada día haces que mi caracter impulsivo, se vaya modelando y aprenda a escuchar y sobre todo a controlar mis respuestas. Gracias y espero que aunque me vaya, que también existe esa posibilidad, no perdamos el contacto pues no te puedes imaginar lo mucho que me ayudas a nivel personal. Besos. amlp

Anónimo dijo...

Cuando a mi paso por el instituto le queda apenas un suspiro siento que, cuando pase el tiempo, recordaré especialmente a personas como ustedes dos. Ambos, de modo diferente, me han enseñado a crecer o, al menos, a cambiar por dentro que, en mi caso, era una necesidad de vida o muerte. No he cambiado del todo, pero sé que el cambio se ha puesto en marcha o, como tan sabiamente ha dicho Jesús, "algo está cambiando".
Trillones de gracias a los dos.
McDonald.

Anónimo dijo...

No cabe duda que estos últimos años que he impartido el "Taller de Convivencia", ha marcado un punto y aparte en mi vida profesional.
He descubierto por qué la vida me ha dado el título de "maestro" y he disfrutado con ello. Por eso quiero agradecer a todos (alumno/as-profesores/as)
con los que he compartido las vivencias del taller y a ti Jesús H. por tu blog con el podemos expresar sentimientos profundos, estrechar
lazos de amistad y compartir experiencias que enriquecen nuestra alma. A tod@s gracias por todo.

Jesús Hernández dijo...

Gracias a los tres por sus comentarios. A veces duda uno sobre este blog, pero ustedes me animan