lunes, 22 de diciembre de 2008

* 62.- DOS DÉCIMOS DEL QUINTO PREMIO

No acostumbro un día como hoy a sentarme delante del televisor, pero algo me llevó a encenderlo. Ya me había levantado desde temprano como viene siendo habitual, aunque todo hay que decirlo, regresando paulatinamente hacias las horas consideradas normales.

Miré con cierto desinterés la pantalla. Aún así busqué en mi deteriorada cartera los números habituales de compromiso y aquellos que siempre adquieres por si acaso les toca a los que están a tu lado. Nunca me ha vuelto loco eso, pero acabo comprándolos como acto colectivo, pese a que no tenga demasiado sentido.

El vil metal nunca ha sido una ilusión en sí misma. Cierto es que en esta mala versión de un mundo feliz tampoco nos debe faltar para desenvolvernos, pero más allá de eso, nunca lo he puesto como meta deseable y desesperante. De hecho, procuro no ser muy consumista y no caer en las redes de la mediocridad que llenan los baúles no de cuentos sino de vanales utensilios.

Tampoco le tengo un apego que me lleve a no permitirme algún capricho, más tonto uno que otros.

Cuando se ha presentado la ocasión, no he dudado ni un sólo instante en realizar lo que creía que debía hacer y desprenderme de él sin el menor remordimiento, dándolo todo de mí, por lo que creo contrastado lo que digo.

Sinceramente no creo que la felicidad esté en él ni de lejos, sin negar que puede hacer más cómodas las situaciones, sobre todo sí te falta lo básico y eres de la parte desafortunada de este mundo, la mayor sea dicha.

Cuando no valoramos el despertar del día, el primer bocado, el madrugar para trabajar, el poder hacerlo, la salud que tenemos ni a las personas que nos rodean; entonces sólo puede enmascarar la realidad. Pero ésta suele ser terca y tarde o temprano te lleva a enfrentarte con ella, a mirarla de frente.

No lo dudé en su momento, y tampoco lo dudo ahora que sería más factible en un sentido e imposible en otro.

Y es esa imposibilidad la que me permite observar su verdadera dimensión, la futilidad de su auténtico valor cuando con él no puedes lograr lo fundamental.

Ahora no me vale de nada, prácticamente de nada, sobre todo en lo fundamental.

Lo cambiaría todo como de hecho lo hice en su momento, pero no me valdría de nada.

Después de darle vueltas a estas ideas algo polvorientas, levanté la vista llamado por el cantar sucesivo de números y me detuve a escuchar uno.

Era la primera vez que me sucedía algo así. Bajé con pausa, sin demasiada prisa la vista hacia los décimos que tenía en mis manos.

Lo había presentido. De todas formas no produjo en mí sobresalto alguno. Lo volví a comprobar incrédulo no por desearlo, sino por pensar que algo así me había ocurrido a mí.

Tenía dos décimos correspondientes al quinto premio.

No salté de alegría. Serenamente me levanté a preparles el desayuno a los niños que acababan de levantarse y disfrute de ello. No de los décimos, sino de mis hijos, aunque un rato después me volvían loco, pero ya hacía tiempo que solía disfrutar de la locura, de poder hacerlo, aunque no fuera en compañía.

Salí a la calle, contemplé el paisaje, o lo que nos queda de él. Tomé aire y di gracias por haberme tocado los dos décimos del quinto premio. Bien es cierto que nunca podrían devolverme el primer premio perdido, pero me ayudaban a conservarlo a mi manera.

Y entonces, supe lo agraciado que había sido por haberme tocado alguna vez el premio gordo de la lotería y esta vez me conformaba, y de qué manera, con dos décimos del quinto premio, que puestos en su justa medida, sabían a premio gordo, no en vano, eran su premio, sus dos décimos.

8 comentarios:

Aliacos dijo...

La verdad es que no sabes cuánto me alegro, no sólo por los dos décimos, sino por leerte y saber que sigues disfrutando de cada momento de la vida por la que nos ha tocado pasar. Cuídate muchísimo y desde aquí te mando un abrazo navideño fortísimo

Anónimo dijo...

Muchísimas felicidades, pero no sólo por lo de la lotería. Sino por la visión que le das a las cosas, leer esta entrada ha sido "emocionante", son de esas cosas que te llegan directamente al corazón. Como eres capaz de transformar lo material en sentimientos. Leerte es darse cuenta que tenemos que disfrutar de nuestras vidas, de nuestros hijos, de los amigos,... Del verdadero valor de la vida y de lo afortunado que somos con todo lo que tenemos....
Muchiiiisimas felicidades y muchas gracias porque al leerte me has convertido el día de hoy en "especial".
Vecina

Jesús Hernández dijo...

Una aclaración: los dos décimos que me han tocado no son los de la lotería nacional.

Gracias Vecina y Aliacos por sus palabras y por estar siempre ahí.

Que tengan un buen año

Anónimo dijo...

Siempre es un placer leer tus pensamientos y como nos haces partícipes de tus sentimientos. Espero que el próximo año 2.009 nos sigas deletitando con tu blog. Lo que no me quedó claro es si realmente te sacaste la lotería nacional o si la lotería ya la tenías en casa...¡De todas formas feliciadades! Tu amigo blogero...JL

Anónimo dijo...

QUERIDO AMIGO:
a mí me tocó la lotería el día que te conocí y entrastes a formar parte de mi lista corta de amigos y además, me dejastes un rinconcito de tu corazón para compartirlo.
Mis mejores deseos para el 2009 y que pases estas fiestas como te apetezca hacerlo, pues cada uno sabe como está y lo que necesita. Los amigos sólo nos queda recordarte que estamos aquí y que como siempre te deseamos lo mejor. amlp

Jesús Hernández dijo...

Apreciado aigo bloguero, la lotería siempre la he tenido en casa, porque ás allá de sus logros, he estado rodeado de grandes corazones, y encia he tenido la dicha de conocer a amigos que como tú y como Amlp dan sentido a mi vida, y ayudan a llevar los malos momentos y a enfocarlos de otra manera.

Gracias a todos.

No les deseo grandes fortunas, sino que sepan apreciar las que tienen. Buen año para todos.

MA dijo...

Mi querido J; hoy he destinado un poco de tiempo a esta actividad tecnológica, ya sabes que dedico mi tiempo preferentemente a otros menesteres y es que como yo ahora también tengo "dos décimos" en casa, pues clarísimo que lo disfruto al máximo, además de tener la inmensa suerte y convicción que las felicitaciones y los abrazos en vivo y en directo. Nos veremos pronto. Siempre en mi corazón.

Anónimo dijo...

Me alegro muchísimo de todas y cada una de las palabras que has escrito porque sé reconocer la emoción que se esconde detrás de cada una de ellas. También me alegro porque el día 8, cuando regrese al instituto con cara de enfado y fastidio, te buscaré para que te pagues un cortado. Entonces, te meterás conmigo por cualquier motivo, yo sonreiré y... Comenzará el nuevo año.
McDonald