lunes, 9 de marzo de 2009

* 98.- HOY ES EL PRIMER DÍA

Hoy es el primer día que cumples en nosotros.

Te siento cerca y lo hago sin rencor. Echándote de menos, pero aceptando la situación.

Me sigues aconsejando. Basta con pensar en lo que tú dirías.

Gracias por mostrarme a las amigas, amigos, compañeras y compañeros tan buenas personas que tienes, aunque te haya costado tanto el hacerlo.

Gracias por compartir conmigo tantos momentos y por haber tenido tanta paciencia.

Te veo en muchos rostros y sé que estarías orgullosa de ellos. No te han fallado y te siguen apreciando a ti y a los tuyos.

Continúan emocionándose contigo y con tus hijos.

Creo que nunca te podrán olvidar.

Recuerdo el atardecer en aquella playa de cayados mientras observábamos a una pareja de ancianos y comentamos como el tiempo no la había mermado. Soñamos.

Ahora te digo, que aunque parezca lo contrario, lo conseguimos. Seguro que estás satisfecha.

Recuerdo aquellas escaleras en Tijoco como si fueran las escaleras de un castillo medieval en las que el caballero fue rescatado por la dama. Y las idas y venidas al castillo, vigilante tras el foso mientras esperaba tu regreso. Se tornaban interminables mientras acababan siendo eternos. Ahora son eternos mientras se tornan interminables.

Recuerdo el primer desencuentro semilla del encuentro y el miedo que suscitó tras verte de nuevo. Después, los miedos que se apoderan de nosotros cuando nos montamos pesadillas que nunca son. Fue entonces cuando comenzó la historia.

El tiempo corrió intenso y nos vimos con un ángel entre las manos. Ya nada nos podía detener.

Aprendimos a amarnos en el suave despertar , en la batalla y en el ocaso del día mientras la tregua se hacía duradera.

No te podría olvidar aunque quisiera. No te quiero olvidar. No sufro por recordarte ni me estanco en ello.

Una vez nos dijeron que nos recordaríamos con alegría. Y así es, a pesar de que lo enjugue con instantes restados. Las compuertas del castillo están abiertas para que tu aire siga entrando y saliendo como siempre lo hizo, con la naturalidad que hace fuertes a los muros, inexpugnables al desánimo, aunque sufran ataques en su exterior.

Siempre vivirás en mí aunque los días sigan pasando . Siempre vivirás en ellos, aunque crezcan y envejezcan.

Y como nunca hiciste de muleta del herido, tampoco vas a hacerlo ahora.

Hasta el lunes.



♫El breve espacio en que no estas♫


Yolanda - Silvio Rodriguez/Pablo Milanes

2 comentarios:

MA dijo...

No se puede olvidar la dulzura que te suaviza la vida, la fuerza que te ayuda a seguir caminando, la tenacidad que te obliga a levantarte cuando caes y sobre todo no se pueden olvidar la alegría y las ganas de vivir. No se puede y.... yo, no quiero olvidarlo. Aunque crezca (que ya he crecido), aunque envejezca (que ya lo hago) con más dignidad gracias a........

Jesús Hernández dijo...

Gracias Enriqueta por tus comentarios siempre sentidos y sinceros. Quienes sabíamos de su amor a su profesión, de las horas a las que se acostaba, de lo que hacía para no faltar, de como luchó y levantó a su último curso y de como transmitió lo más importante: amor a aprender y a la música, no vamos a entrar en el mal gusto que sé que tú no tienes.

Gracias de todo corazón.
Nunca serán suficientes para lo que tú y otras compañeras hicieron. Impagable en especies.
Eternamente agradecido
Jesús