sábado, 2 de mayo de 2009

* 127.- CHICKEN A LA CARTE.

¡Crisis! ¿Crisis para quién?
Claro que tenemos crisis, pero nuestra visión es tan egocéntrica, tan de esta parte del mundo, que nos olvidamos enseguida de que la mayor parte del planeta nos sabe lo que no es estar en crisis.

¡Cómo se quejaban algunos de los negritos que nos llegaban en pateras buscando un pedazo de sueño prometido!

Todavía no sabemos de verdad lo que es la crisis y, sin embargo, vivíamos en la opulencia y el despilfarro, sin valorar nada y tirando toneladas de basura. Lo peor es que pensábamos que las cosas eran inamovibles y podríamos acabar peor que los pobres protagonistas de "Chicken a la Carte" un corto de Ferdinand Dimadura (enviado por el amigo MM al cual se lo agradezco).

Sólo hace falta mirar un poco hacia atrás. Aquí mismo se sabía bien lo que era el hambre, o en Venezuela, un país rico y sobrado, en el que pasaron de la mayor de las opulencias a la ruina y el hambre en amplios sectores. Muchos de los que critican al Chaves, olvidan pronto que fue la corrupción, la que ahora vivimos aquí, la que los llevó a esa situación, y la que nos está llevando a nosotros a tener el mayor paro de España, con una economía del pelotazo basada en el pan para unos cuantos, las migajas para otros que se las repartían contentos y el hambre para mañana para los mismos que se las veían felices con los restos. Los otros, a salvo en la Suiza moderna, viéndolas venir y esperando salvarse de las rejas.

Del duro, pero tierno documental, lo que más me impresionó, como siempre, es la alegría de los desheredados al obtener el sustento que les permite pasar el día.

Lo que está claro, al menos para las personas con algo de conciencia, es que este mundo de la especulación y la acumulación de riquezas no puede continuar así, mirando para otro lado, mientras la mayor parte de la humanidad no tiene ni para llegar duramente al día siguiente.

A veces, parece que sólo nos daremos cuenta cuando, como sucedió con la crisis, nos topemos con ella y sin capacidad de escapatoria, con la miseria de frente y en nuestras propias carnes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué cruda realidad! Cada día, cuando hago las prácticas con mis alumnos, se me parte el alma cuando ellos no quieren probar la comida y la mayoría de las veces hay que tirarla.
Qué afortunados somos y no nos damos cuenta de ello!.
Yo intento siempre, que lo que no se come en el taller se lleve a casa y se aproveche.
Sé que ésto no es suficiente para contribuir a este disparate de sociedad, pero seguiré poniendo mi granito de arena.
Gracias por esta reflexión.
un beso. amlp