Puedes escribir palabras o dibujarlas. Pueden ser agradables o desagradables, bonitas o feas, suaves o estridentes. Serán tus palabras y tus momentos. Puedes cambiarlas o dejar que fluyan, repensarlas constantemente o no hacerlo nunca, hacerlo lo justo o hacerlas injustas.
Pueden herir o sanar, acariciar o rasgar. Tú las eliges y puedes plagiarlas o decidir por ti mismo cuales plasmas. Puedes aprenderlas o seguir con las mismas. Te las pueden enseñar y las puedes aprender o renunciar a hacerlo.
Pueden ser oportunas o estar fuera de lugar, ser precisas o vagas, pero es difícil, sino imposible, que sean exactas. Nunca sabrás si acertaste o fallaste, sólo te podrás aproximar y casi nunca sabrás si lo podrías haber hecho mejor.
Te puedes pasar los días dándoles vueltas a las que elegiste o pensando en las que pondrás. Si optas por lo primero, te costará avanzar. Si piensas constantemente en las que pondrás, nunca llegarás a redactarlas de la manera en la que las repensaste y también avanzarás poco.
Puedes adquirir folios de distintos colores, puedes ser tú el que decida el color, aunque a veces te viene dado. Aún así, siempre puedes hacer algo, pintarlo, camuflarlo, encararlo, usar el color que quieras.
Tu caligrafía puede ser mejor o peor, legible y clara, o turbia y enrevesada. Puedes tener un estilo propio o limitarte a aprender una bonita pero impersonal. Puede tener orden y concierto, o actuar como una veleta. Ser estricta o flexible. Adaptarte a los espacios o abusar de ellos.
Firme o dubitativa, serena y reflexiva o imprudente e impaciente. Tansmitir amor u odio, tratar de ser libre o encasillarte.
El folio lo puedes elegir blanco o pautado. Seguir unos cánones o improvisarlos.
No sabes cuando comienzas a escribirlo, más bien te encuentras haciéndolo. Tampoco sabes cuando dejarás de hacerlo. Unas veces te van avisando y otras te lo retiran sin previo aviso. Aún así, tú puedes interpretarlo a tu modo, escribir tu propia composición. No elegirás todas las preguntas, pero muchas veces podrás elegir la manera en las que respondes.
Te sentirás examinado o disfrutarás al realizar cada trazo. El fondo será oscuro, pero tú puedes pintar con colores. Seguirá siendo oscuro, pero le podrás dar colorido. Hay colores que destacan en un fondo oscuro y tu puedes buscarlos.
Nunca escribirás igual. Tus trazos irán cambiando, unas veces se dibujarán mejor, otras perderás fuerza, irán madurando e incluso envejeciendo, pero pueden ser fieles a lo que llevas dentro, aunque a veces te salgan torcidos, aunque no siempre sepas cuando debes cambiar de línea y pongas un punto y aparte donde debía ir uno seguido.
Algunas veces sabrás poner las comas y otras te faltará el aire, pero continuarás escribiendo. Puedes dejar de escribir, pero siempre habrá una manera de seguir haciéndolo.
Puedes dictarlo, tener una secretaria o un esclavo, pero no será tu letra. Pueden ayudarte a escribirlo si te rompes la mano, pero deberás sanar para hacerlo con tu mano recuperada.
Te pueden soplar como hacerlo, enseñarte, pero sólo tú puedes aprender a hacerlo.
Tu folio está en blanco y eres tú el que debe contar como te va en él y cómo interpretar con cada palabra o dibujo al hacerlo tuyo. Es tu obra y puede ser sinfónica o de jazz, más improvisada o más fiel a lo pautado.Tú eres el intérprete y el compositor. Lo demás te puede dar la inspiración.
Inspirar y espirar hasta dejar de hacerlo. Tú decides el ritmo y la manera. No decides el cuando. Después...
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