No sé si la vida es compleja, la hacemos compleja o la hacen compleja. Lo cierto es, que en muchas ocasiones, así lo sentimos.
Te sientas en la barra de un bar y observas. Observas de manera compartida, intemporal.
Observas e imaginas. Sientes un determinado placer al hacerlo.
Ves rostros tristes que tratan de fingir felicidad y otros felices que tratan de ocultar su infelicidad.
Juzgas y eres juzgado, desestimado. Desestimas e imaginas. No estás libre. Por eso, tratas de empatizar con quien te puede hacer daño, incluso con aquellos a los que haces daño.
Te hieren, joer, hieres. Incluso aquellas personas que no deberían, aquellas personas que no hubieras esperado. Lo comprendes. A quién no has herido tú.
Imaginas y perdonas. Hasta cuándo. No eres persona o lo eres hasta que no debes.
Imposible. El mundo no gira porque dos personas se hagan daño, gira porque es su naturaleza.
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