sábado, 13 de septiembre de 2008

* 34.- AGRADECIMIENTO





Agradecimiento, eso es lo que siento, mucho agradecimiento, además del lógico dolor por la pérdida y la ausencia al que sé que la alegría y el cariño vencerá en la lucha que ya entablan, no en vano tuve una GRAN MAESTRA en hacerlo.

Cuando sufríamos a lo largo de todo el proceso, nos confortaba en gran medida todas las muestras sinceras de apoyo y ayuda, que tantos profesionales, amigos y familiares, conocidos y desconocidos nos daban. Pensé agradecerlo citándolos a todos y cada uno, pues en verdad hubo muchas personas cuya ayuda fue realmente inestimable. T odas aportaron su granito de arena y terminaron por conformar una gran playa que si bien no pudo hacer de mar, si que nos permitió reposar en su fina arena en los momentos más duros.

Pero he desistido de hacerlo de esa manera por varias razones, que van desde el respeto a no citar a personas a las que igual no les gustaría verse mencionadas, hasta el miedo a la que la débil memoria humana me jugase las habituales malas pasadas y fuese injusto dejando atrás a personas, y repito, todos fueron y son importantes en alguna medida o sin ella.

No obstante no renuncio a mostrar mi agradecimiento por grupos o a personas sin especificar o concretar, ni a mostrarles personalmente, una vez que las fuerzas y la ocasión me lo vaya permitiendo, mi infinito agradecimiento a todos, bien sea de una manera u otra, con o sin palabras.

Únicamente les ruego que me permitan que haga una excepción. Sé que no les molestará.

Comienzo:

Mi mayor e intemporal agradecimiento a Doris por tantas cosas que no creo que sea capaz de contarlas aquí, ni que se pueda hacer sólo con palabras.

Primero que nada por haberme dado todo su amor y una relación que si bien no era perfecta, sí que se aproximaba. No es que fuéramos inhumanos y no discutiésemos nunca, ni fuésemos ajenos a los problemas, pero sí que ambos sabíamos que nunca tratábamos de hacernos daño aunque nos lo hiciésemos , y que aunque no se nos caían los anillos por disculparnos, no era necesario en la mayor parte de las ocasiones.

Gracias también por haberme dado unos hijos tan maravillosos, cada uno con sus virtudes y sus defectos. En ellos siempre vivirás tú, al igual que en todos los que te conocieron. Tus hijos tuvieron la ocasión de devolverte buen parte del amor que tu les diste, cada vez que te ayudaba, te llevaban agua a la habitación , medicinas, o lo que hiciese falta, cada vez que te animaban, acompañaban y levantaban el ánimo en los momentos en que era necesario. A pesar de todo vivimos escenas preciosas con ellos y sé que tú estabas y estás orgullosa de ellos y del apoyo sobrenatural que te daban.

Gratitud por tu fortaleza y por la naturalidad con la que nos hiciste vivir este proceso, haciéndonos olvidar incluso la situación por periodos largos y hasta en los momentos más duros, sacabas ánimos para levantarte y permitir que viviéramos con naturalidad a pesar de aquí no podría relatar, pero voy a citar dos que dan muestras de lo que digo, elegidas entre los momentos más duros.

Cinco días antes, en tu afán por no dejarte vencer, te pegaste un machaque en el fisioterapeuta del que yo no era capaz de salir de mi asombro. Al dar un paseo después, te acercaste a mí y me dijiste que aunque yo no lo creyese, había supuesto un gran esfuerzo para ti. Obvia decir que yo sí que lo sabía.

Cuatro días antes, cuando tomábamos algo en la plaza del Charco y nos encontramos con unas AMIGAS que nos acompañaron, se acercó a mí y me dijo en voz baja que no nos íbamos a hundir, que íbamos a seguir luchando y que éramos unos campeones.

Puede parecer que exagero, y en cierto modo el amor me puede, pero creo sinceramente que no mucho. Los que la conocían lo saben.

Gracias a la familia, sin cuya ayuda y apoyo nos hubiera sido imposible llevar esta situación. Gracias porque una cosa es el hecho no elegido de pertenecer a una familia y otra es su convalidación en el día a día, y, en ese sentido he de decir, que su compromiso fue total. No es un tópico ni pretender quedar bien, estuvieron a la altura del listón que ella les marcó, y les aseguro que fue muy alta. Guardo en mi corazón multitud de escenas, situaciones y gratitudes impagables.

Gracias a nuetros compañeras/os y amigas/os sin cuyo apoyo, compañía y ayuda, esta travesía y la vida misma hubiesen sido mucho más duras. Desde el Club de las Toletas hasta todos y cada uno, muchos más próximos y valiosos todos cada uno aportando su granito de arena, más cerca o más lejos, pero sintiendo su presencia más allá de las palabras. Anécdotas y cariño grabados a fuego, incontables y no cuantificables, pura cualidad. GRACIAS POR SIEMPRE, merecen capítulos aparte y dudo que hayan bites suficientes en este blog para hacerlo, pero les aseguro que no en mi corazón.

Gracias a la Asamblea del Profesorado por la Homologación y a los Sindicatos EA-CANARIAS y STEC los cuales estaban plagados de amigos suyos, y que tanto significaron para ella. Creía en lo MORAL Y JUSTO de nuestra reivindicación, en la dignificación del profesorado, en la ESCUELA PÚBLICA DE CALIDAD AUTÉNTICA Y NO RETÓRICA, y amaba su profesión.

Gracias al personal sanitario en todas sus escalas, tanto por su humanidad como por su profesionalidad. De verdad que pienso que si la sanidad no va peor es por ellos. Su apoyo por encima incluso muy por encima de sus obligaciones y posibilidades fue muy grande y comprobé, como poco a poco, a pesar de un sistema que pone toda clase de obstáculos y chinitas (en este caso en la mala acepción de la expresión, querido amigo, obviamente no es tu caso precisamente). No se trata de falsas alabanzas, pues ni las necesito ni creo que haya sido así, además, bien cierto que a pesar de haber habido situaciones no agradables (este no es el momento ni el lugar para ellas), fueron escasas e ínfimas si las comparamos con las buenas.

Gracias al oncólogo que nos abrió las puertas y nos recibió con cariño y humanidad, siempre que la atendió le transmitió ánimo, confianza, esperanza y seguridad. Esperaba sus citas como la tierra al agua de mayo.

Gracias a la oncóloga que compartía las cualidades de una gran profesional, con las de una mejor persona, junto con una alegría desbordante que sabía transmitir y un compromiso poco habitual en estos días. Nunca te dejaba tirado, aunque el sistema hiciese todo lo posible para que así fuese. Personalmente espero contarle las anécdotas y situaciones por las que le estoy agradecido.

Gracias a todos los oncólogos que la trataron, muchos, más de los que hubiese querido.

Gracias al oasis del HOSPITAL DE DÍA, un personal increíble a pesar de las precarias condiciones en las que trabaja y que soportan ellos y las personas a las que tratan y del poco caso que les hacen las personas que toman decisiones con soberbia y prepotencia. Deseo por su propio bien, que ni el sistema, ni unos pacientes o familiares que algunas veces malhumorados con mayor o menor razón, equivocan la dirección de sus dardos, pierdan esa alegría y buen trato que siempre dispensan y contagian. Ahí siempre nos sentimos bien y especialmente bien atendidos.

Gracias, como no, a la URPA, donde nunca hubo una mala cara y donde encontrábamos un refugio altamente gratificante sobre todo con la escaqueada que nunca quería pincharla (que lujo), la que se encuentra en otro apartado de esta entrada (AGRADECIMIENTO) grabada a fuego y amor. Lo dio todo, río, se alegó, sufrió, no durmió, saltó, brinco, hizo lo imposible y lo posible, era imposible hacer más y dar más. No tengo palabras para mostrar nuestro agradecimiento, pero como lo merecen voy a tratar de hacerlo a sabiendas de que no lo conseguiré: paz, alegría, solidaridad, ayuda, apoyo, dolor, ofrecimiento, café, descanso, charla, conversación, no faltaban voluntarios, …

Gracias a la 6ª planta de Radioterapia y Neurocirugía, si no me equivoco, a todo su equipo de radioterapeutas, todos atentos y considerados, al que bromeaba con ella, a la que demostró tener tanta humanidad con ella, a todos sin exclusión, jefe de servicio incluido.

A todas las ATS, a la de gran tamaño y corazón aún mayor, que tantas vueltas daba para dejarla imposiblemente satisfecha con el collarín, que nos aportó toda su humanidad y en nosotros. Tienes mi autorización). Prácticamente a todas.

A todas las AUXILIARES Y CELADORAS, incluida la que le quedaba poco para jubilarse y que bailó la conga con ella y que tanto cariño y sonrisas le dio. Me acuerdo prácticamente de todas y del cariño y atenciones que le brindaron.

A la PELUQUERA que con tanto cariño le alivió el calor y tan guapa la dejó a pesar de las dificultades para poder hacerlo, y que en tan corto periodo de tiempo, nos mostró toda su humanidad.

A la FISIOTERAPEUTA, quién ya desde el primer día dio muestras de su gran corazón, al elevarle la cama y acercarla a la ventana para que viese el mar y no perdiese el contacto con la vida. Sus atenciones y muestras de cariño fueron a diario. Al cabo de unos días me enteré que ni siquiera era paciente suya.

Al SERVCIO DE FARMACIA, a todos sus componentes que tan bien me trataron y ayudaron, especialmente al que tantas horas, momentos y apoyos en las horas bajas me brindó y que sabe que está incluido en otro apartado de esta entrada con letras mayúsculas, no en vano es mi amigo más antiguo, es mi amigo desde que tengo algún recuerdo, siempre ha estado ahí, y con este motivo lo he reencontrado. GRACIAS POR TU INESTIMABLE AMISTAD Y POR TODOS LOS MOMENTOS DE COMPAÑÍA.

Al EQUIPO DE PROFESIONALES DE CUIDADOS PALIATIVOS cuyo trato siempre fue exquisito y que la ayudaron a pasar sus últimos momentos. Le mostraron su admiración en una de las visitas previas, pues decían que a pesar de todos los tipos de personas que habían pasado por allí, nunca se habían encontrado alguien como ella, con las ideas tan claras, con tantas ganas de vivir, aceptando la situación sin dejar de luchar por ello (nunca lo hizo, a pesar de los últimos y duros momentos y de tener muy limitadas todas sus facultades, caía y se levantaba) sin querer dejar de trabajar por amor a su trabajo (trabajó prácticamente hasta el final, hasta que una desgraciada caída la limitó aún más y aceptó hasta esa situación mientras su deterioro se lo permitió). Nos pidió regresar a Oncología a pesar de que sabía que no había nada que hacer, pero decía que en su naturaleza no figuraba la palabra rendirse. GRACIAS POR SUS ATENCIONES. ¡Ojalá todos los servicios sanitarios contasen con sus medios y calidad en el trato! Sería lo humano y deseable. La medicina necesariamente debe ser humana 8tarta a humanos) pero el sistema y muchos intereses viciados lo impiden a menudo.

Al resto de profesionales sanitarios con los que nos tropezamos a diario. Discúlpenme si olvido a alguno.

A las PELUQUERAS Y ESTETICIÉN tantas atenciones y muestras de cariño le dieron, desviviéndose para que llevara mejor la situación y que también están incluidas con grandes letras en otros apartados.

A las MADRES, PADRES, ALUMNOS Y ALUMNAS Y PERSDONAL DEL C.E.I.P. TOSCAL-LONGUERA a quienes tanto apreciaba y por los que luchó. Se sentía ampliamente recompensada por el cariño que le daban, y como madre colaboró con ellos.

DORIS quería mucho a ese Centro, (quiso a todos los centros en los que trabajó), el Centro son personas, y DORIS quería a las PERSONAS.

GRACIAS A TODAS LAS PERSONAS QUE DE UNA MANERA U OTRA NOS HAN SERVIDO DE APOYO Y COLABORACIÓN. SEPAN DISCULPAR , DEBIDO A LA MALA MEMORIA Y AL ATURDIMIENTO DE LA OCASIÓN, ASÍ COMO A LA DIFICULTAD PARA SER AGRADECIDO SIN SER INJUSTO, CUALQUIER POSIBLE OLVIDO.

Cuento asociado: . Además del cuento, en esta ocasión colgaré el enlace a un video que me envió una buena amiga.Esta vez repetiré un cuento, LAS HUELLAS DORADAS , pues eso, HUELLAS DORADAS, fue lo que DORIS fue dejando por doquier.

2 comentarios:

rams dijo...

Yo también quiero daros las gracias por todas las vivencias que hemos compartido, y que me han aportado mucho para caminar por esta senda tan dura, a veces, que es la vida.Destaco la gran sensibilidad tanto de Doris como la tuya y el cariño y afán de compartir tan buenos sentimientos conmigo.Nos habéis enseñado a plantarle cara al dolor y a luchar hasta el final a pesar de saber que la batalla estaba perdida desde el principio. Seguisteis mostrando interés por los demás a pesar de que teníais una enorme carga y un gran dolor que soportar. Me hicisteis crecer como persona y valorar más las pequeñas cosas de la vida. GRACIAS DE TODO CORAZÓN POR TANTO Y TANTO AMOR, AMISTAD, SINCERIDAD, VALENTÍA, TESÓN,FUERZA MORAL...que nos regalasteis.

Anónimo dijo...

Creo sinceramente que el agradecimiento llega desde la parte inversa de esta historia...
Yo la conocí primero como compañera y amiga de mi hermana. A través de ella supe lo buena maestra, compañera y amiga que era, cómo daba apoyo a los demás en los momentos más duros, cómo fortalecía a los más débiles, cómo tenía la palabra apropiada en momentos complicados... Luego, con su enfermedad, mi hermana me contó que era toda una luchadora, una heroína de carne y hueso. Más tarde, la conocí, a través de ti, querido amigo y compañero, como esposa y madre aguerrida, cariñosa, especial... Te oía hablar de ella con lágrimas en los ojos -tal como había hecho mi hermana otras veces- y sentía un inmenso cariño en mi interior, una admiración infinita... Pocas veces pude hablar con ella, pero siempre recuerdo que hablaba mirando a los ojos, con seguridad, como lo hacen pocas personas hoy en día. La vi pocos días antes de que se fuera... Yo no quería entrar en la habitación porque estaba convencida de que eran momentos íntimos que cualquier persona querría compartir sólo con su familia y amigos (y yo, evidentemente, no formaba parte de ninguno de los dos grupos). Sin embargo, no pude negarme a tu invitación. Te doy las gracias, Jesús, por permitirme compartir esos momentos con ustedes: su serenidad y la paz de su mirada será el mejor recuerdo que podré tener de ella, su mejor enseñanza... Te doy las gracias a ti y a tu familia por enseñarnos tanto en estos tiempos tan difíciles.