Es tanta la riqueza que acumulas, que no te mereces levantarte muros que caen fácilmente una vez te das cuenta de su irrealidad, ni tampoco jugarte la partida a una sola carta.
No necesitas muletas, sólo asambleas en la carpintería.
Disfruta de lo que tienes, y sobre todo de lo que ahora puedes hacer con el tesoro acumulado.
Y hazlo donde quiera que estés en cada momento.
Ya has ido a la Luna y puedes regresar ¡A qué esperas!
Está ahí, ante tus ojos. Cógela, siéntela, devórala, acaríciala y nunca lo olvides, aunque saborees ingratitudes trampolín que te faciliten las siguientes.
Ya te lo enseñó la maestra, y ahora te lo recuerda su alumno aventajado.
La maestra te lo agradeció.
Y él alumno nunca dejará de hacerlo.
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1 comentario:
GRACIAS, AMIGO
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