* 158.- HOY TUVE UNA PESADILLA

Hoy tuve una pesadilla. Me desperté aún angustiado. No suelo tener pesadillas y no recuerdo, haciendo un esfuerzo mirando atrás, cual fue la última.

Mi pesadilla es la de miles y millones de personas.

Soñé que estaba en algún tipo de celebración. Mi hija era algunos años menor y su madre y yo nos encontrábamos felices en compañía de amigos. Entre alegría y alegría, nos hicimos la pregunta que tantas veces se hacen los padres en la actualidad. Y la niña, ¿dónde está?

Comienza la angustia que suele durar habitualmente unos inacabables segundos. Sólo que esa vez, se hizo más eterna aún.

Mi hija no aparecía por ningún lado. Hicimos lo que en otras ocasiones se le pasa por la cabeza a unos padres en décimas de segundo, sólo que en esa pesadilla era real y duraba mucho tiempo.

Corrimos, preguntamos, dimos parte, hicimos campañas, perdimos la esperanza, la recobramos, nos carcomía la incertidumbre de no saber o la de imaginar lo peor. La desesperanza y lo que no se puede llamar vida se adueñó de nosotros a partir de entonces.

Ésta es la cárcel en vida que estamos dando a nuestros hijos en un mundo cada vez más vil, machista y enfermizo. Nuestros hijos no pueden corretear como nosotros lo hicimos.

Tanta enfermedad y miseria moral estamos generando en forma de pedofilia, abusos, violaciones, explotación y prostitución de menores.

También es la pesadilla a fracasar como padres y profesores, ese fantasma que se nos enciende y proyecta en un angustioso futuro imperfecto, irreal y desgraciado y que no consigue sino contribuir con nuestros miedos a generarlo, como si el mundo se fuese a acabar hoy o cualquier fallo fuese irreversible y condujera directamente al fracaso de nuestros hijos y el nuestro propio.



El mundo está lleno de fracasados que han triunfado, al menos a su modo, y relativizado el concepto de triunfo que nos tratan de vender y que nos convierte en consumidores compulsivos en busca de una felicidad que se nos escapa entre las manos.

Obviamente, éste no es un canto al autoengaño ni a la huida de la realidad, trata de ser un canto a la reflexión, a la esperanza, a no angustiarnos sin dejar de cuestionarnos nuestros propios errores en una vida que no es perfecta ni puede serla. A veces las cosas van rodadas y otras requieren de un mayor esfuerzo y capacidad para ponernos en entredicho y no rendirnos, pero tampoco proyectando todos nuestros miedos.

Debemos cambiar este mundo en el que las mujeres y los niños no pueden ir tranquilamente por las calles, respirando un aire cada vez menos puro. Ya sé que el aire nunca ha sido puro, pero si que era respirable hasta que el hombre lo contaminó.

Sangrante carrusel de muertes de mujeres a manos de sus "parejas", producto de la violencia machista que cree en la mujer como un producto de su propiedad, con el que puede hacer lo que quiere en cada momento.



Ignoramos realmente la causa última, inmadurez emocional, inestabilidad psicológica y social, incultura, brutalidad con ensañamiento sin fin, educación machista, influencia de unos medios de comunicación amarillistas, como es el caso de "nuestra tele autonómica" que ha traspasado todos los límites de la zafiedad y la vergüenza con el último caso sucedido en estas islas. No sé cuál es la razón o razones últimas, ni cuál es el remedio o los remedios. Lo que sí tengo claro, es que las campañas de derroche no han hecho nada por mejorar la situación. Sólo la concienciación de todos, la repulsa generalizada, la educación, las medidas activas podrían acabar o al menos mitigar esta lacra.

Ningún ser humanos es propiedad de otro, ni puede hacer con él lo que le venga en gana como si fuera un objeto. Banalizamos a la mujer convirtiéndola en un simple objeto de deseo que se puede usar y tirar y del que nos creemos sus dueños con capacidad para hacer lo que nos venga en gana sin asumir fracasos personales o conjuntos.

Éste no es el mundo que podemos querer para nuestros hijos. Vida entre muros en la que no puedes perder el contacto visual ni una fracción de segundo, que nos angustian y nos angustiamos.

No siempre suelo enviar los correos que en este sentido me llegan. Unas veces porque cada vez que sucede algo uno piensa en lo peor e inevitable, por desesperanza, otras veces porque dudas de su autoría o realidad.

Pero hoy me he puesto en la piel de lo que sienten muchas familias a diario, unas como proyecciones de miedos más o menos generados por nuestra sociedad o por nuestra propia mente, y otras, por la cruda realidad que nos va envolviendo con un reguero de muertes y que generan auténticos guantánamos al que muchas personas se ven abocadas.

Los reenviaré (en CCO (copia coculta), eso sí y borrando todos los datos) aunque sean falsos, nada perderé, aunque muchas veces los crea ineficaces, nunca se sabe, pero con esto sólo no basta, debemos implicarnos todos en distintos niveles para acabar con esta lacra.


Después de escribir esto me veo en la página de un amigo este lamentable vídeo de la "Televisión Autonóminca de Canarias" en el que se trata, entre otras desvergüenzas periodísticas, de la manera más chabacana posible, el tema de la pobre última mujer víctima de la violencia machista en Tenerife.

CURSO DE ÉTICA PERIODÍSTICA (TEMA I)