"El sueño de Frankie", tal y como logró "El niño del pijama de rayas", nos acerca a una realidad que podría ser dura, mostrándonosla a los ojos de unas niñas/adolescentes llenas de vitalidad y sueños. Narrada la historia cruzada de estas dos niñas con la sencillez de sus miradas, nos hacen ver la realidad de esta vida, en la que los sueños nos hacen vivir y seguir adelante. Sin sueños no somos nadie, sin luchar por ellos tampoco.
Y, todo, lo envuelven bajo la capa de una amistad naciente, esa que supera toda visicitud y todo reparo. Que une a dos o más personas mediante una química inexplicable que la hace auténtica. Unas veces es una palabra tonta en un momento dado, otras una broma con poco sentido o cualquier circunstancia que forje unos lazos invisibles que, reales, sólo conocen las dos personas aunque sean incapaces de explicarlas. Esas que hacen soportar las imperfecciones e inclusive los desaires.
Junto a estas amistades que no borran el paso del tiempo ni la distancia, que sabemos presentes, nos muestra como las formales, carecen de sentido más allá de una sana convivencia. Hasta sus engominados padres, sucumben a los lazos invisibles cuando la realidad les rompe su acartonada sonrisa con la que pretenden negar y huir de la realidad.
En definitiva, toda una loa a la amistad y a la lucha por los sueños, visto magistralmente desde los ojos de dos preadolescentes que nos hacen profundizar en el sentido y el disfrute de la vida.
Para obtener más información sobre esta obra, recomiendo esta entrada del blog "Me gustan los libros" que lo comenta de una manera bastante más acertada que la mía.
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