domingo, 11 de abril de 2010

LA ILUSIÓN DE VIVIR CON OCHENTA Y TANTOS. Mi ilusión

No sé si algún día llegaré a ser mayor al ritmo que vamos. Trato de pasar las olas sumergiéndome bajo ellas para que no me arrastren al caer, pero muchas veces, son tantas las olas, que alguna te acaba arrastrando o cayéndote encima.


Cuando sea mayor, repito, si lo llega a ser, no me gustaría ser como ese viejito que no sabe qué hacer en un cajero automático. No porque no sea respetable. Un anciano siempre lo es. De hecho, siempre lo fue, incluso antes de serlo.


Es que me gustaría parecerme a mi padre. Nunca deja de sorprenderme. Anteayer, sin ir más lejos, le pedí las fotos de su nuevo perro Vierzon, para pasarlas al ordenador y me trajo un aparatito para meter la tarjeta de su cámara. Y me dijo cual era la suya. Me siento incapaz de repetir cual era.


Siempre deseando aprender algo nuevo, conseguir el último aparato, tocar la última canción con su violín. Escanear la última fotografía que encontró. Mostrarme el último cachivache que consiguió a ver si yo puedo ayudarle a conocer su funcionamiento. A ver cómo puede arreglar esto o aquello. Cómo se las ingenia para construir esto y aquello utilizando materiales reutilizados...La actual, colocar un videoportero.


Su ilusión por descubrir nuevos mundos no decae, al contrario, nunca deja de soprendernos con cosas nuevas. Siempre cuento aquella anécdota de mi hermano, cuando llegando a su trabajo le preguntan por su nuevo mp3 y el responde que no es nuevo, que se lo había regalado su padre porque se había comprado un mp4.


O sus andanzas con el ordenador, desde que un día del padre se lo regalé. Él siempre había visto de lejos  estos aparatejos y aunque le gustaba la electrónica, se había quedado en los transistores. Fue todo un mundo de posibilidades el que se le abrió. Desde leer la prensa de todo el mundo, hasta escanear imágenes, grabar discos de música clásica...


Su última ilusión es un adorable Vierzon. Es el perro que entre todos le regalamos, porque fue el que le gustó de los que vimos. Es un bichón maltés de dos meses y tiene el carácter que siempre deseé para un perro. Mis hijos me pedían un perro desde hace tiempo y yo me negaba porque bastante tengo con las responsabilidades, que de buena gana asumo.



Lo cierto, es que con Vierzon alimentamos a dos pájaros de una vez. Bueno, en realidad a bastantes más: 4 nieetos, a mi padre y porque no decirlo, a sus hijos también.


Y es que mi padre, cuando sus nietos le comentaron la posibilidad de compartir el perro, este accedió al sentir la falta de 52 años llenos de cariño y convivencia.


Pocas cosas le puedo enseñar a mi padre, quizás algo, en ésta en la que le llevo poca ventaja. Las personas nunca nos dejan. Depende de nosotros la manera en la que interpretemos la sinfonía. Si se lo pedimos, siempre están ahí para darnos un consejo, para arroparnos o para imaginar lo que dirían. Cuando pretendemos verlas de otra manera, nos dicen que no es así como debemos verlas, aunque en algunos momentos no escuchemos como nos lo dicen.


Pueden seguir siendo una fuente de alegría en la que beber. Sólo de nosotros depende. Se trata de mirar en nuestro interior y dejarnos llevar a dónde siempre quisimos ir en su compañía. Saber que el camino continúa para delante y que en modo alguno son una rémora. Son un impulso suave de brisa que siempre nos puede ayudar a recorrer el sendero.


La ilusión es la verdadera energía que mueve este mundo, al menos en el lado claro del mismo. Y una ilusión como la de mi padre es la que yo quisiera tener cuando fuera mayor. Sus deseos de conocer nuevas cosas, de descubrir nuevos mundos y estar con los suyos, con los que ya marcharon y con los que seguimos aquí.


Siempre lo necesitamos, desde ese arreglo que él es capaz de hacernos en nuestra incapacidad egoísta hasta su compañía y consejo. Sus nietos lo adoran y ahora con el perro un poquito más. Siempre construyó sus sueños desde que ayudaba a Carlos a plasmarlos. Carlos, Eva, Laura y Enrique son sus joyas a las que da cariño y ayuda. Su casa, con su mirador a la cabeza, sigue siendo un orgullo a enseñar por sus nietos a sus amigos.


Y ahora se ha unido otro ser más a su lista de adorados que lo adoran. Su perro Vierzon. Un perrito cuyo nombre es parte de la historia familiar.


Vierzon es el nombre de casi todos los perros de mi familia por parte de mi madre. Su padre vivió exiliado en Francia debido a esa cruel y sanguinaria guerra. Y sus hijos llamaron a sus perros con el nombre del pueblito francés en el que él vivió, sufrió después encierro en un campo de concentración nazi, escapó y se refugió con la resistencia, para, pasados muchos años, regresar a su casa.


Y, por otra parte, Vierzon también se llamó así el anterior perro de mi padre, porque como no podía ser de otra manera, cuando mi hermano trajo a casa un perro con el firme compromiso de hacerse cargo de él, mi madre le puso ese nombre. Pasaron los días y mi padre se encariñó, como suele suceder, de ese perrito con el que en los primeros días se mostró reticente.


Mi padre se encariñó tanto con ese perro, fiel amigo que lo esperaba y acompañaba siempre, que no dudó en poner ese nombre a este nuevo Vierzon, cortando de raíz la intención de sus nietos de encontrar otro nombre.


Vierzon no llena ningún hueco, no es esa su función, no podría serlo. Su función es la de dar y recibir cariño, hacer compañía, hacerse, como ya lo hace, querer.


Acompañar y compartir la ilusión de cada día. Esa que me gustaría a mí tener si algún día llegase a ser una respetable persona mayor.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola Jesús!
De sobra sabes la ilusión que me hace que hayas escrito estas palabras. Me alegra saber, al fin, el significado del nombre que le habías puesto al perrito. ¡Qué bonito es!
Debes imaginar lo que nos hemos emocionado leyendo el texto y viendo las fotografías, distinguiendo en ellas caritas y posturas de nuestra querida Atocha.
Espero de corazón que Vierzon le de a tu familia al menos tanto como Atocha le dio a la nuestra. No en vano muchas veces decíamos de ella que era de la Cruz Roja o que estaba con nosotros en misión humanitaria... Es cierto que Vierzon no va a ocupar ningún hueco y es cierto que te regalará todo eso que has escrito (te lo regalará con creces y sé, sin duda, que tendrán que admitir que Vierzon les da más de lo que ustedes le dan a él)...
No ocupará ningún hueco como, te lo puedo asegurar, tampoco nada podrá ocupar el hueco que deje él.

emejota dijo...

JESUS, seguro que llegas, si no a la edad, al menos a la misma dinamica, no solo por genetica, que seria obvio. Lo digo porque al leer tus b logs es obvio. Ahora se me ocurre ese dicho antiguo, de tiempos de Maricastaya que dice: bendita la rama que de buen arbol sale. Pues eso. Un abrazo y enhorabuena por
Vierzon, que me han enternecido esas imagenes. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Como siempre tu artículo muy entrañable y extraído de lo profundo de tu ser. Gracias por seguir compartiendo tus vivencias con todos nosotros. Tu amigo bloguero Dwij...

Jesús Hernández dijo...

Gracias Mary por tus palabras. Sé lo que significaba Atocha para ti y lo que significa. Esas cosas sólo las pueden entender quienes han tenido un perro como debe ser.

Un saludo

Gracias emejota por tus palabras. Tú no te quedas atrás en tus ganas y luchas por vivir.

Gracias amigo bloguero Dwij por tus palabras y por estar siempre ahí.

Un abrazo a los tres

Blogmaníacos dijo...

¡Llego a casa a estas horas y me encuentro con esta entrañable entrada! De acuerdo con emejota y Dwij; es la impresión que tenemos todos los que te leemos. Cuando describes a tu padre, parece que te estamos viendo a ti, y estamos seguros de que conservarás el mismo espíritu inquieto y la misma curiosidad a la edad que ahora tiene él. Eso sí, sin violín no será lo mismo... ¡una pena!

Jesús Hernández dijo...

Bueno, para ser sincero y benevolente conmigo mismo, mi padre es bastante más mañoso que yo.

¿Quién te dijo que no toco el violín?

Mi padre toca una larga lista de instrumentos y mi madre tocaba el piano. Sin embargo, ninguno de sus 4 hijos tocamos ningún instrumento, ni siquiera la campana. En fin, una pena.

Un abrazo Conchita

rams dijo...

¡Qué bonita y entrañable reflexión!Jesús, estoy segura de que cuando seas mayor seguirás con ese espíritu de lucha, entusiasmo...que has heredado de tus padres y que muy posiblemente transmitirás a tus hijos.
¡Me encanta Vierzon, es un perrito precioso!Disfrutadlo.