De todos los seguidores que tengo en Twitter, uno en especial me hace sentir como ningún otro.
De sus tuits y retuits brotan cariño, alma y conciencia social.
Pronto marcó estilo personal. Pronto, desde que comenzó a seguirme, me atrapó ese dedo virtual y real y ya nunca pude dejar de seguirlo.
Me siguen desapareciendo libros cuando. En concreto, el último, sobre storytelling, desapareció misteriosamente como solía hacerlo.
He logrado que no le obsesionen las notas. Ya sabe que hay cosas más importantes y no limita su conocimiento a unas clases tradicionales. Nunca lo ha hecho. Siempre ha disfrutado de aprender. Para él, como debería de ser para todos, aprender es un placer.
Estas, y no otras, son las razones por las que vivir.
Yo soy porque nosotros somos.
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