domingo, 31 de mayo de 2020

Agradecer en tiempo presente



Hoy hable con mi amigo del alma.

Siempre ha estado ahí. En los buenos y en los malos momentos, cuando he acertado y cuando me he equivocado. No han sido pocos.

Juntos hemos soñado tantas cosas y tenido tantas complicidades, hemos creado el espíritu de algo que está vivo.

Cuando lo necesitó él, yo también estuve. Viví sus penas y sus caídas. Sus torbellinos emocionales. Los malos y también los buenos.

Juntos, con ayuda de algunos más, tuvimos un plan. Un plan que cambió nuestras realidades y que sigue vigente en el espíritu que hemos ido madurando con los años.

Y hoy también estuvo aquí. Y lo agradecí, como siempre lo hago cuando lo he necesitado y no me ha fallado.

Hoy, los torbellinos eran míos.

Valen la pena por sí mismos, sin aspirar a nada más. Soñar es gratis y despertarse de las pesadillas siempre vale la pena, aunque se quede en eso solo. 

Había dejado de soñar despierto. No podía. Sin buscarlo, sin esperarlo, me he despertado de golpe y he comenzado a soñar.

¿Y si solo es un sueño? La vida es sueño, no lo dije yo. Y si solo es soñar, solo es vivir. Y estar vivo es lo mejor que le puede pasar a una persona.

Desbloquear puertas cerradas, abrir ventanas, que entre el aire. Solo eso es beneficioso.

Ganas tanto sin haber ganado nada. Bueno, nada. Claro que ganas aunque no sea eso.

Ganar en personas, ganar en sentimientos.

Mi madurez me permite gozar hasta del sueño y del despertar. Ser capaz de conservar hasta sin seguir soñando.

El destino nunca está escrito y sea cual sea, sé que estoy preparado para seguir vivo, sobre todo ahora que lo poco que estaba no muerto, sino adormecido, ha despertado.

Mis agradecimientos de verdad son para las personas que me han hecho crecer, renacer y encontrarle sentido a la vida. Y sin esperar nada a cambio, que no es lo mismo que no desear. El deseo es sueño. Sueño y crecer son vivir. 

Agradecimiento seguro sea cual sea el final del sueño, porque me han enriquecido y me han hecho despertar de un largo letargo. Nunca será en otro sentido. Solo hacia delante, y hacia detrás, solo para unir puntos.

Gracias amigo, por estar ahí en tantas ocasiones que es imposible borrar. Hemos vivido tantas cosas juntos que algunas serían difíciles de creer, pero que nos han hecho crecer a los dos y no nos han permitido desfallecer.

Hace poco hablaba con una persona de lo importante que es agradecer aunque no sea necesario.

Y esa falta de obligación es lo que lo hace grande.

Gracias, amigo.

No hay comentarios: