domingo, 22 de julio de 2007

9. PIENSA BIEN Y ACERTARÁS.

Hace tiempo que quería escribir algo sobre esto, y aunque más o menos tenía claro lo que quería decir, me faltaba la forma y el momento de decirlo. Espero que sea éste el adecuado.

El refranero popular es muy sabio, quizás sólo tenga un defecto, o puede ser una virtud probablemente, y es, el hecho de, utilizándolo para definirlo, "sirva lo mismo, para un roto que para un descosido, en otras palabras, que haya un refrán tanto para una cuestión como para su contraria.

Quizás sea razón de saber elegir el adecuado para cada momento, circunstancia concreta u ocasión.

Sobre el que quería tratar desde hace tiempo, tengo algún otro en la recámara, es sobre aquel que dice. "piensa mal y acertarás".

Yo prefiero tornarlo por la forma en que titulé esta entrada, o sea, "piensa bien y acertarás".

De entrada, por una cuestión fundamental, no creo que uno de los mayores dones del ser humano tal es el discurrir, tengamos que usarlo indebidamente. Muy al contrario, debemos utilizar este don de la mejor manera posible, de lo contrario entraría en clara contradicción. No existe ninguna razón que nos lleva a tener que pensar erróneamente, quizás podemos equivocarnos, incluso esta equivocación no deberíamos verla como algo fatal, no hay acierto sin previos errores, salvo como relata Tomás de Iriarte en su conocida fábula del burro que hizo sonar la flauta por casualidad, y le hizo pensar que era un brillante músico.

En esta sociedad tenemos demasiado miedo a la equivocación, cuando deberíamos tener suficientemente claro que sin error no puede haber acierto alguno. Y cuando nos centramos en el error ajeno para que decir, aplicando nuevamente el popular refranero : "ningún animal se ve su joroba" o algo así como "todo el mundo ve la paja en el ojo ajeno, pero nadie ve la viga en el propio". Es como si descubriendo y cebándonos en el fallo ajeno, justificásemos el nuestro. Craso error, como he dicho, no hace, o mejor apuntado, no haría falta en un mundo algo mejor y más bienintencionado, el excusarlo. Entre otras cuestiones, porque sólo el equivocado puede creer que su error se subsana con otro superior.

Retomando el hilo y volviendo al refrán original, no creemos que el ir por la vida desconfiando sea la actitud más adecuada, ni la que más feliz nos haga. Más bien al contrario, nos perderíamos personas y vivencias que de otra forma no podríamos tener, enriquecernos con ellas, o simplemente disfrutarlas.

Es cierto que de esta manera podríamos llevarnos palos, pero de la otra también lo haríamos, y no sólo nos perderíamos muchas experiencias positivas, sino que además, como ya hemos señalado, nos cubriríamos de un barniz que lejos de protegernos, nos añadiría infelicidad y un resentimiento que en nada contribuiría a mejorar nuestra vida.

De esos palos únicamente deberíamos aprender y sacar conclusiones, entre otras, las que nos lleven a diferenciar entre confiar, no confiar y desconfiar.

La confianza es un don que se gana, se trabaja, se consigue, y aún así, muchas amistades se pierden por esperar más de lo que se debiera, por divinizar y no esperar el fallo en la persona amiga, por esperar más de lo que nos puede dar. En esos casos el fallo siendo de ella, es más nuestro, por desear cosas que nunca nos han prometido o están fuera de nuestra idealización.

Tener una actitud confiada ante la vida tampoco es irnos ilusamente creyendo todo lo que nos digan, es sólo poniendo en su justa medida los elementos que componen cualquier situación. Es decir, no debemos andar por la vida desconfiando de todo el mundo, pero siendo conscientes de que la confianza es algo que se labra, tampoco tendríamos que ir confiando en todo.

A veces hay una difusa línea entre ser desconfiado y ser iluso, sólo lo puede separar la claridad de ideas entre no ir con una triste desconfianza en los semejantes que nos vaya haciendo mella, y entre confiar burda e ilusamente en las personas, sobre todo si es más allá de lo que nos han prometido.

En fin, que mi modo de entender las cosas consiste en ir por la vida no desconfiando de todas las personas con las que nos vayamos cruzando, pero teniendo claro que tampoco nos han dado motivos para confiar en ellas. Ni una cosa ni la otra, sin dejar que no quiten la alegría ante la vida por ir desconfiando de todo. Quizás más cerca de la confianza que del otro extremo, aunque ello nos depare algún que otro palo, que si sabemos administrarlo bien, lo convertiremos en algo positivo sin dejar de disfrutar de experiencias que la desconfianza nos sustraería, sin darnos nada a cambio que no fuera tedio o falta de ilusiones.

O sea, que "el que quiere lapas se ha de mojar el culo", o lo mismo en el otro sentido, "nadie regala duros a 4 pesetas", pero si hay personas que están dispuestas a cederte el paso en un cruce a pesar de que ni te conocen ni esperan nada a cambio, pues no volverán a verte. No deberíamos renunciar a estas experiencias por llevar el miedo o el rencor como traje.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué buena persona eres!.Como siempre pensando bien de los demás, dando oportunidades a todas y cada una de las personas que se cruzan en tu vida. Tengo que sentirme aludida pues gracias a ello te acercastes a mí y yo puedo disfrutar no solo de tu compañía y amistad sino también de tu sabiduría. Gracias amigo. amlp

Jesús Hernández dijo...

Gracias por tu comentario. No creas que uno siempre piensa bien de los demás, además el pensar bien a veces nos lleva a pensar mal aunque parezca una contradicción, pero no con mala intención, sino para ver la realidad e intentar mejorarla. De todas formas es una cuestión de disciplina y actitud ante la vida, pues lo más fácil es pensar mal. A veces vemos a una persona, y sin apenas conocerla, nos vienen malos pensamientos sobre ella sin saber la razón. Yo estoy tratando de controlar estas cosas. estoy en ello. Gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

Lo primero que me vino a la cabeza, cuando leí tu comentario, es lo difícil que nos resulta conocer a una persona sin hacernos ideas preconcebidas de ella. Podemos pensar que tiene pinta de mala persona, engreída,... y no le damos oportunidad de conocerla realmente, o por el contrario nos hacemos una idea muy positiva, que tampoco es bueno, porque cualquier cosa que nos moleste nos hará sentirnos defraudados.
Por ello, al igual que el comentario anterior, deberíamos acercanos a los demás sin esperar nada, abiertos a recibir todo lo que tienen que mostrarnos, todo lo que podemos recibir de ellos... Es muy difícil pero el reflexionar sobre ello, como estamos haciendo aquí, ya es un primer paso.

Jesús Hernández dijo...

Etoy totalmente de acuerdo con tu apreciación, pues muchas de nuestras decepciones surgen de esperar algo que nos hemos imaginado de otra persona, sin que ésta ni lo haya sugerido. Gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

La verdad es que el refranero español, aunque tiene cosas buenas también lleva a los extremos determinadas posiciones, y en estos cuatro dias que nos toca vivir los extremos pueden ser un punto de referencia, pero poco más si lo que se quiere es vivir feliz.

Volviendo al título de tu reflexión añadidría ¿cuánto miedo hay detrás del "piensa mal y acertarás"?. ¿Qué tipo de sociedad puede florecer con el abono del miedo al rechazo, a la traición, a todas esas cosas sobre la que nos advierte el "piensa mal y acertarás"? Y de todas formas, sin caer en los matices de iluso que ya describes tú muy bien, ¿no será más ecológico sufrir "una vez" la pena de un mal que nos causen, que vivir toda la vida sufriendo por el hipotético mal que nos pueda pasar?

Yo, con las oportunas prudencias, prefiero descansar, "no pensar (mal) de más" y vivir el día a día esperando lo mejor. Al fin y al cabo la felicidad se suele colar por las rendijas que dejamos entreabiertas y esas rendijas se sellan cuando vivimos inmersos en el miedo,

Termino con un fragmento de la canción de Pedro Guerra que dice:
"El miedo es una sombra que el temor no esquiva,
el miedo es una trampa que atrapó al amor,
el miedo es la palanca que apagó la vida,
el miedo es una grieta que agrandó el dolor.
"

Un saludo y un abrazo.

Gracias por compartir este espacio con nosotros.

jdd

Jesús Hernández dijo...

Gracias jdd por tus comentarios.
La verdad es que se me había escapado tu comentario y te pido dosculpas. Hoy revisando lo encontré. No me suele suceder pues los miro siempre. Me parecen muy interesantes tus aportaciones y estoy totalmente de acuerdo de que debemos vivir sin miedo en la medida de nuestras humanas posibilidades